Es el último año que en Portugal se conmemora el Día de la Implantación de la República (5 de octubre de 1910) con un festivo nacional. Es uno de los cuatro, dos civiles y dos religiosos, que ha suprimido el gobierno de Passos Coelho a partir de 2013, con el objetivo de aumentar la competitividad de la economía portuguesa.
Lo más curioso del día, que ha contado con los tradicionales discursos políticos, se ha vivido precisamente al comienzo de la ceremonia, cuando el presidente portugués se disponía a izar la bandera nacional en el balcón principal de la casa consistorial de Lisboa. Para sorpresa de los pocos asistentes que había en ese momento, muchos menos que otros años, en la Plaza del Municipio, la bandera lusa empezó a subir por el asta colocada al revés, con el escudo para abajo.
"Es el estado del país que tenemos, que está patas arriba", comentaron algunos de los presentes, que trataron de avisar del error. Aún así, la bandera aún estuvo mal colocada varios minutos, en los que las autoridades trataron de disimular el error con el que han abierto los informativos de todas las televisiones.
Y no han terminado ahí los incidentes del día. Los discursos políticos se han realizado a puerta cerrada, en una ceremonia de carácter particular, algo que también ha molestado a muchos portugueses que consideran que la conmemoración de la implantación de la República tendría que tener un carácter más popular.
Tras las intervenciones del alcalde de Lisboa, Antonio Costa, y del presiente de la República, Aníbal Cavaco Silva, ha irrumpido en la sala una mujer de 57 años que entre gritos y protestas se ha quejado de que con su pensión de 227 euros al mes no le llega ni para medicamentos. "Si no fuese por mi hijo viviría en la más absoluta miseria, es el momento de que las personas empecemos a gritar porque todo esto es un disparate", ha protestado la mujer, a la que varios miembros de seguridad han bloqueado el paso, impidiéndole que se acercase a los políticos, a los que ha acusado de llenarse los bolsillos con el dinero de los portugueses.
No ha sido la única espontánea en el acto. Después de los gritos desesperados de la jubilada, fue el turno de la cantante lírica Ana Maria Pinto, que interpretó a capela la canción "Firmeza", del músico portugués Lopes-Graça. Y aunque se trataba de una acción de protesta, su actuación fue aplaudida por los presentes, que pensaron que formaba parte de las conmemoraciones oficiales.