domingo, 14 de agosto de 2011

Leitura da semana

(Foto: Getty Images)

A fome alastra na Somália e o povo arrasta-se até à fronteira com o Quénia, para alcançar aquele que já é o maior campo de refugiados do mundo, com quase meio milhão de almas, ou foge em direcção à capital do seu país em ruínas, Mogadíscio. Não é fácil circular na Somália, tomada pelas milícias islamitas Al Shabab, e as organizações humanitárias e os jornalistas pouco conhecem do que está, de facto, a acontecer no interior deste pobre país, assolado pela guerra há mais de 20 anos.
O enviado especial do El País, José Calatayud, faz um relato muito esclarecedor a partir de Mogadíscio, zona que as fragilizadas tropas da União Africana tentam defender e que as milícias, para surpresa de todos, acabam de abandonar. Para voltar com mais força?

"Hasta hace unos días, el mercado de Bakara, la mayor área comercial de Mogadiscio y todo el país, era uno de los bastiones de Al Shabab. La milicia campaba a sus anchas por estas calles repletas de bares, tiendas, almacenes y empresas de telecomunicaciones, de los que extraía elevados impuestos. Aquí, uno podía comprar de todo, en un sentido casi literal. No solo comida y accesorios para el hogar, sino también equipos de artillería antiaérea nuevos por 120.000 dólares o de segunda mano por 50.000 dólares, ametralladoras por 12.000 dólares y rifles AK-47 por 300 dólares. Fue aquí donde el 3 de octubre de 1993 fue derribado el helicóptero Black Hawk estadounidense en la batalla de Mogadiscio. Ese día, las milicias somalíes mataron a 18 soldados norteamericanos en lo que supuso el inicio de la retirada de EE UU y la ONU de Somalia.
Hoy, las tropas del Gobierno patrullan Bakara por unas calles llenas de escombros en las que las fachadas agujereadas por las balas aún lucen coloridos murales que anuncian sus productos y servicios: teléfonos, hamburguesas, agencias de viajes, dentistas.
De repente, aparecen una furgoneta repleta de soldados fuertemente armados y un 4 - 4 con los cristales tintados y de su interior surge una figura militar de alto rango: Yusuf Mohamed Siad, conocido como Inda'Ade [Ojos Blancos], un general del Ejército somalí. Siad asegura que Al Shabab está más débil que nunca y que su retirada responde a tres razones: "Uno, han malinterpretado el Corán, por lo que Dios está en su contra; dos, sus líderes están divididos tras la muerte de Fazul [líder de Al Qaeda en el este de África, que murió el 11 de junio en Mogadiscio por disparos de soldados del Gobierno]; y tres, no se ponían de acuerdo en cómo repartirse el dinero"."

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